lunes, 23 de mayo de 2011

el poder de la imaginacion

En vuestro planeta tenéis un animal llamado oso. Es un animal grande, en ocasiones
más grande que vosotros; es inteligente, tiene ingenio y posee también un cerebro tan
grande como el vuestro. Pero el oso difiere de vosotros en un solo aspecto importante: no
puede realizar la actividad mental que denomináis «imaginar»; no puede elaborar
imágenes mentales de cómo podría ser la realidad, no puede hacerse la representación
mental de lo que llaman «lo pasado» y de lo que llaman «lo futuro”. Esta capacidad
especial, la de imaginar, es la que hizo que vuestra especie sea lo grandiosa que es.
Ninguna otra cosa: no es su naturaleza de simio, ni la capacidad de usar herramientas, ni
el lenguaje, ni la violencia, ni el cuidado que prestan a los miembros jóvenes de su
especie, ni sus agrupamientos sociales. No es ninguna de estas cosas, todas las cuales
se hallan en otros animales. Vuestra grandeza estriba en la imaginación.
La capacidad de imaginar es la parte más grande de lo que vosotros denomináis
«inteligencia». Creéis que la capacidad de imaginar no es más que una etapa útil en el
camino para conseguir la resolución de un problema, o para hacer que algo ocurra. Pero
imaginario es lo que hace que ese algo ocurra.
Éste es el don de vuestra especie, y éste es el peligro, porque vosotros no os
preocupáis por controlar lo que genera vuestra imaginación: imagináis cosas maravillosas
y cosas terribles, y no asumís la responsabilidad de esa elección. Se dice que en vuestro
interior tenéis tanto el poder del bien como el poder del mal, el ángel y el demonio, pero,
en honor a la verdad, dentro de vosotros no bay más que una cosa: la capacidad de
imaginar.

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